Noticia publicada en telemadrid.es
Se llenó la plaza de toros de Riaza para ver lidiar una corrida de toros del hierro leonés de Valdellán que ofreció un espectáculo completo de bravura, casta y emoción. Hubo cinco toros que, dentro de su exigencia, se entregaron cuando les hicieron bien las cosas. Solo el último fue un toro de menos prestaciones.
Abrió plaza un ejemplar exigente por su alto nivel de casta al que Javier Cortés ahormó a base de temple y mando. Ya con el toro metido en la muleta, llegaron dos buenas tandas a derechas que, junto a una estocada habilidosa, le valieron para cortar una oreja de peso.
Pero la gran faena de Cortés la firmó con el serio cuarto, un toro encastado al que cuajó por el pitón izquierdo. Largura, ligazón y profundidad en dos series de gran trazo. Pero el mal uso de los aceros le dejaron sin premio final.
Un trofeo paseó Fernando Adrián del gran ‘Navarro’, el segundo toro de la tarde de Valdellán. Un toro que empujó en el puyazo que tomó y que después embistió con raza, prontitud, fijeza y humillación, especialmente por el pitón derecho.
El madrileño lo toreó con encaje y ligazón en tandas de mucha emoción por la casta del toro. Pinchó antes de agarrar la estocada y cortó una oreja.
Para completar un gran lote, Adrián sorteó como quinto a ‘Hechicero’, otro notable ejemplar del hierro leonés. A éste le cuajó medida la faena varias tandas al natural de una rotundidad enorme. Ajustado y toreando con profundidad, el de Torres de la Alameda puso al público de Riaza en pie dando una gran dimensión. Le cazó al primer intento y paseó el doble trofeo.
Quien no tuvo su tarde fue Román. En primer lugar, lidió un animal mansito pero encastado y de noble condición con el que no terminó de entenderse. Y con el soso cuarto lo pasó mal con la espada y el descabello. En ambos fue silenciado.
